No vivas ante el rostro de los hombres, sino para Dios
Tenemos que considerar a los que están a nuestro alrededor y adaptarnos para formar parte de la sociedad en la que estamos. Es algo que aprendemos desde pequeños. Pero a medida que crecemos, y sobre todo cuando se acerca la adolescencia, pensar en lo que los demás piensan de nosotros tiende a convertirse en un interés cada vez mayor. Y entonces es fácil que se convierta en algo negativo y poco saludable. Por ejemplo, al compararse con los demás, competir con otros o incluso al dejar que las opiniones de los demás controlen las decisiones que uno toma.
Por eso, lo que Jesús quiere enseñarnos sobre vivir para Dios y no para las personas es increíblemente importante que lo entendamos. Lo que realmente importa es lo que Dios piensa de mí, no cómo me juzga la gente. Ser popular u honrado por la gente no tiene ningún valor real. Sube y baja en un instante, y los demás no saben cuál es la decisión correcta que debo tomar.
He aquí algunos consejos para animar a los Tweens (preadolescentes) sobre este tema:
Sé bueno con los que te rodean, pero nunca dejes que el honor, la popularidad o lo que los demás piensen de ti guíen tus decisiones. Practica vivir para Dios, y preocúpate por lo que Él dice sobre tu vida. Entonces la vida se desarrollará sana y armoniosamente, y Dios te recompensará.
(Juan 5:41, Juan 5:44, Mateo 6:1-6. Deuteronomio 28:1-2, Deuteronomio 28:13, Proverbios 29, 25)
«El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en Jehová será exaltado”
Proverbios 29.25
«… Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”
Gálatas 1. 10
«Por lo cual, siendo libre de tofos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número”
1 Corintios 9.19